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levitar antes que poguear

11/06/2014

Por @LepeBaini.

Poseidótica, Fútbol y Las Diferencias se presentaron el sábado pasado en Niceto Club, en un evento que bautizaron Triangular Intergaláctico. Aquí la crónica de esa noche.

Es extraño ver al público tan quieto en un show que propone ritmos que se prestan a los más fuertes empujones y saltos. Bandas de la hostia que en vivo suenan increíble, que agotan las mejores notas en sus instrumentos, que proponen cambios de tempo inconcebibles y que superan ampliamente sus discos, en el caso de Fútbol y Poseidótica. 

 

El sábado pasado DJ Seen Cadena ambientaba Niceto Club en una noche que prometía mucho. Las personas respondieron al mensaje de "arranca puntual" y pasadas las 20:00 bastantes caras se hicieron presentes y paulatinamente se incrementó el gentío que, para el comienzo de la primera banda, ocupaba más de medio salón.

 

Las Diferencias -Nicolás Heis en batería, Alejandro Navoa en bajo y Andrés Robledo en voz y guitarra- abría el Triangular Intergaláctico con sus sonidos rock-funk-punk-alternativos desbordados de blues. Desplegaron canciones de su álbum homónimo No termina más producido por Sergio CH -ex Los Natas- y anticiparon algunas nuevas composiciones de su próximo material.

Sonaron fuertes, veloces y muy "blueseros". Llegando al final, los suaves y concisos golpes de batería se destacaban a la perfección mientras, en guitarra, Andrés lucía unos buenos bend que terminaron de brillar en unos pequeños solos del tema que proponía recordar quiénes eran: "Las Diferencias están tocando acá", rezaban en una suerte de improvisación típica del estilo musical.

 

Tras un intercambio de pocos minutos apareció en escena Fútbol. ¿Cómo contar en pocas líneas todo lo que tiene para dar este grupo? Para quienes aún no lo conocen, lo primero que hay que decir es que es un trío en el que no hay bajo pero sí hay violín, instrumentado por un despiadado ejecutor llamado Federico Terranova. Lo segundo podría ser que la persona que toca la batería con fuerza y velocidad, y al mismo tiempo con cambios abruptos y suaves toques, es Santiago Douton, el mismo que canta sin titubear, sin jadeos, con entonación casi prefecta esas fuertes letras que hablan de historia, de política, de lo que no hay que olvidar. Que Juan Pablo Gambarini, con su guitarra, inunda de actitud, de hardrock, de metal, de stoner cada canción que desplegan como el impuso de un batallón.  

 

Dicho lo más importante, el grupo arrancó fuerte, con ese violín violento que se anticipó detrás del telón. La banda presentó canciones de sus discos La Gallina y Papá se va a Japón. Las mejores, que quede claro. Fue evidente que la selección de temas se trato de una apuesta a destrozar los cerebros de quienes fuera que asistieran a esa fecha. Así fue. Niceto casi repleto -con comodidad- fue hipnotizado por el stoner psicodélico que proponen estos muchachos. Aparecieron algunos empujones adelante pero lejos de poguear, las miradas atentas, las cabezas asintiendo al compás de la música, la sorpresa absoluta de quienes no conocían a Fútbol y se estaban llevando en la memoria su nombre, fue la escena que reinó durante el show.

 

¡Eh, gaucho!, La Razón a voluntad, Río Colorado y Taciturno, entre otro temas, sonaron pegados, enérgicos y poderosos. Como si cada canción se agarrara de las últimas vibraciones de la anterior y despegara con la fuerza de un huracán. Luego de una estupenda presentación, los músicos se retiraron pero sus almas quedaron ahí, rendidas sobre las tablas.

 

Siguió la musicalización de DJ Seen Cadena pero en un momento se cortó. El silencio se hizo presente, el tumulto ganó lugar y luego de unos largos minutos, una extensa intro de efectos psicodélicos entre el bajo y las guitarras empezó a sonar. Así arrancaban Martín Rodríguez, Santiago Rúa y Hernán Miceli, respectivamente. Apareció Walter Broide con su batería y se desató el eterno flash que propone Poseidótica

 

El grupo instrumental de stoner psicodélico y rock progresivo desplegó temas de sus álbumes e incluyó algunas de sus nuevas canciones -material a editarse en octubre-, como Holograma y Aeroblues que junto a los efectos de láser y luces, definían un completo clima de distensión. El público quieto pero muy compenetrado, como si experimentara una suerte de trance, reflejaba el goce y la levitación que provocan esos cambios abruptos que caracterizan cada composición de la banda. Desde los más delicados punteos hasta el más pesado metal en una misma pieza.

 

Invitaron a Federico Terranova a sumar su violín. Sonó esa batería intensa que cuenta historias, cabalgatas a las que se subían los demás instrumentos y en conjunto nos invitaban a trotar con ellos. Imposible no ser atrapado. Fue difícil percibir con claridad el momento en el que empezaron a sonar y terminaron su presentación. Como si nunca hubiese pasado el tiempo. 

 

Convocaron a otro invitado, pero esta vez en la voz. Subió Maxi Trusso para dar rienda suelta a una linda versión de Never let me down again de Depeche Mode. La peculiar voz de Trusso con ese efecto tan inglés, brilló en ese cover que se llevó bastos aplausos. Poseidótica hizo dos temas más y se despidió con simpatía. El Triangular Intergaláctico nos llevó al cosmos por un rato a disfrutar de buena música psicodélica, nos aterrizó de vuelta y nos dejó lindos momentos que estaremos siempre dispuestos a vivir. Pogueando o levitando, como sea.         

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