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la garra puesta en el lado b

03/11/2014

Por @LepeBaini.

El sábado pasado en el lado b de Niceto se presentaron Norma, Atrás hay truenos, Los Sub y Fusibles en una invaluable fecha que quedará para el recuerdo.

El escenario fue el gran protagonista. Esas tablas que se aguantaron tal desborde de energía musical. De precisos golpes de batería, de guitarras electrizantes, de voces conmovedoras y una continua magia que sobrevoló en el aire.

Pasada la 1, arrancó Fusibles, un hermoso quinteto de San Miguel formado por Lou Baumann en guitarra, Marcelo Ruiz en los sintes, Lalo Pineda en bajo, 
Pablo Olivera y Ezequiel Cuenca en primera y segunda batería (respectivamente). 

La banda propuso una intervención con su música instrumental de alto vuelo que se afirmó en cada canción que tocaron. Desde la primera tecla de Marcelo, con esa intro fantasmal, hasta el último golpe de platillo impusieron la pura desconexión del tiempo y espacio y extrema conexión con lo inverosímil.

Es que es inevitable no dejarse llevar por las creaciones provenientes de artistas de excelente calidad: Baumann aparece detrás de suaves y conmovedores punteos que disparan un vuelo calmo y sugestivo cuando no arremete con sus veloces rasgueos como si saliera a la luz desde las profundidades. Olivera, firme en su banqueta, marca el pulso de los ritmos más variados que desde simples bases hasta combinaciones alteradas hacen latir hasta al menos sorprendido y esa perfecta sincronización con la que lo acompaña Cuenca, los convierten en una dupla impecable. Pineda desde el bajo despliega sus graves que definen una capa de sonidos trascendentales junto al teclado de Ruiz que despiadadamente nos impone sus efectos casi hipnóticos. Así nos dejan su nombre tallado en la frente para que nunca olvidemos su krautrock lleno de fuerza, coordinación y audacia.

Esotéricos, con una luz azul que los abrazaba, comenzaron Los Sub. Esta banda de Zona Sur que hace años hace música y gracias a Confía (2013) se abrió lugar entre los mejores escenarios de Capital. Integrantes que rompen brechas generacionales, tipos sencillos que tienen tal facilidad para hacer canciones realmente conmovedoras (concretadas en la voz especial de José Segundo que transmite una energía suave y a su vez poderosa, casi romántica), trajeron su mezcla sonora propia de un gran equipo de trabajo. 

No faltaron los reconocidos Todo lo que quiero en este momento, oh, El equipo de rescate, No tengas miedo y Confía entre la presentación de nuevos temas desbordados de su vibra shoegaze. Bailes y cantos desde abajo acompañaron su presentación.
Entre los intercambios, la musicalización de Fernando Blanco (Valle de Muñecas) no tuvo desperdicio. Una selección de temas intachable.

Atrás hay truenos se acomodó y (¡oh, Dios! Si en ese momento no explotó todo, ya nada podía pasar) con un arranque violento, poderoso e impenetrable soltaron toda su magia llena de ritmos perfectos, como si funcionaran como una máquina recién aceitada.
El grupo neuquino viene cosechando la dulce siembra que hicieron con Encanto (2013) y todo su rock experimental que incluye sonidos garageros y surfers distinguidos por el singular efecto de voz que lleva Roberto.

Continuaron con su desparpajo de energía y los primeros pogos de la noche se hicieron presentes. Alejandro el cheto, Luna vieja y otras tantas sonaron como fieles reflejos del disco que se caracteriza por el vigor y el buen sonido.

Y finalmente llegó normA. La furia punk de sus dos tonos comandó lo que quedaba de la noche. El trío platense entregó su trayectoria en un show al que nada le faltó. Presentaron sus nuevas composiciones que estiman editar en 2015 y no omitieron sus conocidos temas que tarde o temprano a todos nos llegan (en la vida). Pc y Enamorado causaron tal estallido de sonidos rabiosos y en esos temas se podría sintetizar el poder y la firmeza que tienen. Sus riffs eléctricos y distorsionados arrebatan y excitan a cualquier audiencia. De normA no se puede esperar menos. 

Así cerró una fecha deslumbrante que marcó el lado b de Niceto y, si bien la lluvia impidió que muchos se acercaran, a los presentes nos dejaron casi en trance después de experimentar esa carga artística inconcebible. Un episodio imborrable.

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