Cuando menos es más
05/11/2013
El jueves se desplegaron en un pseudo escenario de EQ Rock -Av. Perón 4982, José C. Paz- las tres bandas más respetables del rock instrumental del oeste: Fusibles, Los Llanos y El Hombre Anormal. Aquí una pequeña crónica del Ciclo Private Mental Party.

En una presentación previa al Festival Sadness del viernes en Niceto Club, Fusibles abrió el show del jueves en el cuarto rojo de EQ Rock. Con una puesta en escena poco convencional: un escenario vacío y los músicos plantados en medio del público, comenzó a sobrevolar la psicodelia que como una ráfaga de notas musicales ingresó en nuestras cabezas y nos llevó a un estado de trance que pocos géneros logran.
La intensidad de sus canciones provocan en la mente la desconexión del mundo real. Un bajo, una guitarra, un teclado y una batería entrelazadas a la perfección, con sonidos fuertes, logran subirnos a su concepto artístico y llevarnos por su goce armónico.
Los Llanos, un quinteto exquisito que a fuerza de guitarras y batería indescifrable propone un viaje similar en el que comparten su experiencia surrealista, siguió con la propuesta y todos los presentes reaccionamos de la misma manera: rodeamos a esos jinetes y los miramos fijamente como si intentáramos entender qué estaban haciendo con nuestras almas en ese momento.
Siguiendo la conexión que despertaron desde la primera nota del show, El Hombre Anormal llegó para cerrar esa mágica noche. Los punteos de guitarra comenzaron a sonar, la distorsión se hizo presente por momentos y los cuerpos vibraron al compás de sus cambios de tempo. No tuvimos más opción que entregarnos a los momentos de estallidos musicales que en cada canción se hacen presente.
Además de ser tres grandes bandas instrumentales, psicodélicas y de alto vuelo, también tienen en común la calidad de sus bateristas. Tipos que le pegan al bombo con velocidad cuando la canción lo requiere y con brazos de guerrero golpean los cuerpos y platos con combinaciones sorprendentes. Las tres bestias sueltas ante ese instrumento logran devastar audencias y terminan de darle identidad a cada uno de sus grupos.
La Private Mental Party del jueves dejó más que claro que sin letra se puede decir mucho.