Las mil en una noche
25/02/2014
Por @Lepe Baini
Groove estalló de seguidores de El Mató a un policía motorizado y el Especial desbordó por el show gratuito de Bestia Bebé. Todo eso en una misma noche porque el sábado Laptra se impuso con un circuito que muchos activamos y de la gran travesía algunos registros quedaron.

"¿Hacemos una más?, ¿puede ser otra?", le decía Tom Quintans al sonidista que como respuesta puso un tema y subió el volumen. Así finalizó el recital de Bestia bebé el sábado pasado en el Especial ante un público caliente, sudado, agotado pero muy comprometido y esperanzado con la continuación del show. La noche había sido suficiente. El exceso de calor humano y la falta de aire del pequeño cuarto nos desgastó y, por el bien de todos, ese final llegó en buen momento.
Los trayectos nos llevaron hasta Av. Córdoba 4391 pero para muchos todo empezó más temprano en Groove -Av. Santa Fe 4389- con Las Ligas Menores que hicieron la apertura de una noche que quedará para el recuerdo. Ante un salón lleno de jóvenes desbordados de empatía, sonó la banda de Anabella Cartolano en voz y guitarra, María Zamtlejfer en voz y bajo, Micaela García en batería, Nina Carrara en teclados, percusión y coros y Pablo Kemper en voz y guitarra. Con seguridad expusieron las canciones de El disco suplente y Renault Fuego, creaciones que tanto crecimiento les trajeron.
Alrededor de las 21, El mató salió a escena y un disco perfecto empezó a sonar. Mujeres bellas y fuertes movió cientos de bocas que repetían su letra y expresaban el placer de estar viéndolos en vivo nuevamente. El clima de vacaciones, la ausencia de grandes fechas y la sensación de una ciudad vacía terminó de borrarse. De a poco todo vuelve a la normalidad y , en ese sentido, podría decirse que el 2014 ya arrancó.
Chica rutera avivó un pogo delicado, de mucho baile mientras, sobre las tablas, Santiago Motorizado desgarraba su bajo y dejaba sobrevolar con facilidad su voz en el aire. Doctora Muerte, Pantro Puto, Niño Elefante y Chatrán Chatrán, compenetrados, explotaban sus instrumentos como si fuese la última vez que los tocarían. Sonaron Más o menos bien, Nuevos discos, Yony B, Chica de oro, Mi próximo movimiento y las hordas de zombies empujándose resurjían cada vez con más fuerza, abriendo una gran ronda para sumergirse en más y más baile. Voces desgarradas al compás de las canciones, pieles hechas agua y exceso de entrega de almas fue la escena común.
Decenas de fotógrafos inundaban sus lentes de pasión por la música, de momentos que forman una película hermosa, del intento de captar esa imagen del show que todos quieren. La pintura de una noche de ráfagas de pasión.
Cientos de cuerpos vibraron sin descanso. Personas entregadas a canciones que los llenan de comprensión y esperanza. De historias que llegan hasta el último nervio. La mitad de Groove frente al escenario fue puro pogo y mosh, mientras atrás las cabezas asentían, como si le dijeran sí a la música que estaban recibiendo. Como si le dieran permiso a cada nota para hacer con ellos lo que quisieran.
Bajó la banda. Detrás del telón los músicos respiraron agotados por la guerra de amor que acababan de vivir. Sus amigos no hacían más que felicitarlos con grandes sonrisas y abrazos. Del otro lado, los aullidos de sus seguidores no se hicieron esperar. Tomaron aire y salieron de nuevo a terminar lo que empezaron. Desataron sus últimas energías. Arremetieron con Sábado y terminaron de calmar la sed de música que aún los mantenía en pie. No faltó nada. Todas esas personas hicieron valer cada centavo de su entrada y más: se llevaban un bellísimo recuerdo para capitular y sonreir al recordar.
El aire fresco de Av. Santa Fe nos devolvió a la realidad pero eso no duró mucho. Apenas hubo tiempo para un repaso mental de la explosión de arte que acabábamos de vivir y pronto la predisposión a seguir apareció porque era el turno de ver a la Bestia.
La vereda de El Especial fue el punto de encuentro para muchos. Otros la invadían sólo por el afán de escaparle al calor que ya se adueñaba del espacio. Arrancaron los Mapa de bits y en seguida contagiaron toda su energía. Los empujones y el baile no se hicieron esperar y como si fuésemos conejos yendo a la trampa, sin percatarnos volvíamos a la olla en la que nos terminarían de cocinar.
El carisma de Los Japón se hizo presente. El canto y el pogo en su más honesta expresión mostraron a la banda en su mejor momento. El buen sonido y la intensidad del grupo dejó la arena lista para Bestia bebé.
Tom afinó. El Polaco, muy tranquilo, se acomodó en su batería mientras Topo y Chicho terminaban de ajustar sonido. El minúsculo cuarto desbordaba de gente y en el momento más oportuno la cerveza se acabó. La sed aumentaba en las personas. El show tenía que empezar ya o todos iban a perder la cabeza. Así fue. Sonaron Sabés!, El gran Balboa, Wagen del pueblo, Omar y como era de esperarse el baile, el canto y la alegría nunca descansaron.
La mentira del verano fue dedicada al gran Claudio Kobelt y para Pablo Hierro Dori sonó Lo quiero mucho a ese muchacho. El aire no era aire. El piso se volvió resbaloso por su propio sudor y los cuerpos calientes de tanto amor soportaban todo ese clima por pura devoción a la banda que les trae tanta paz y euforia con sus letras sencillas, de historias comunes que los atraviesan día a día.
Alguien se desmayó. Es que alguno de todos esos soldados podía caer. Sonó Patrullas del terror y la cumbre de la noche no podía elevarse más. -Y aún así lo pretendíamos.- El pedido de otra no fue aceptado por el sonidista que por un momento amagó a bajar el volumen de su música pero más no se podía hacer. Quizá porque entendió que era lo mejor para todos.
Fotos por Natalia Motorizada y Mx Carrizo para Balconeando.

PH Natalia Motorizada

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PH MX Carrizo