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de entre casa

01/07/2014

Por Patricio Durán.

El sábado por la noche en el hábitat cultural Jungla, ubicado en el barrio de Almagro, se presentó Corte Taza –por primera vez como trío- en medio de una muestra de ilustraciones con la jungla como protagonista.

Tres habitaciones: en la primera, el área de paso, una mesa invitaba a servirse empanadas y vino; en la segunda estaban colgadas de la pared las diez ilustraciones que conformaban la muestra Jungla ilustrada; en la última estaban dispuestos los instrumentos: batería, guitarras, teclados y un arsenal de pedales prolijamente desparramados por el piso.

 

Los dibujos contaban con las diversas técnicas y la creatividad de los artistas para mostrar las diferentes miradas sobre la jungla. Expuestas de forma minuciosa, predominaban los collage y el blanco y negro. Los invitados charlaban y paseaban por las habitaciones mientras admiraban las obras, comían y bebían.

Apenas pasadas las diez de la noche la música ambiente se apagó y comenzaron a provenir sonidos desde la habitación de los instrumentos. Corte Taza se preparaba para tocar.

 

La banda se formó en el 2008 con Darío Cerbino y Nicolás Bolosini a cargo de las guitarras, sintetizadores y voces. Editaron un disco en el 2009 (Luminancia) y otro en el 2014, Lesende, para el que se sumó Federico Bozzano en batería, programación y voces y que fue producido por Gustavo Iglesias (Babasónicos) y pos producido nada menos que por Daniel Melero.

 

Arrancó entonces el set de Corte Taza, que duró unos cuarenta minutos. Fue el debut en vivo de Federico Bozzano en batería, que es también uno de los diez artistas que expuso para la muestra. Fue además la primera presentación de la banda como trío. A pesar de ese estreno se los notó cómodos.

 

La banda se mueve dentro del terreno del dream pop. Lo que suena o sonaría en películas de David Lynch y lo que lograron artistas como Cocteau Twins, Slowdive, Galaxie 500 o Mazzy Star; sumergir al oyente en atmósferas etéreas, mucho reverb, voces envolventes. Corte Taza lo logra gracias a la cantidad de efectos que utiliza. Además de las dos guitarras y la batería, la banda tenía teclados, laptops, e infinidad de pedales para producir esos efectos. El tratamiento del sonido es extremadamente cuidado hasta la más pequeña pincelada y los tres están concentrados tanto en la ejecución de los instrumentos como en los detalles técnicos, trabajan de músicos e ingenieros de sonido al mismo tiempo.

 

El problema del sábado fue que costó entrar en esos climas y el motivo fue que en ningún momento cesaron las conversaciones, los murmullos, las risas, la gente que pasaba. El sonido tampoco fue óptimo, hubo algunos acoples y tampoco ayudó que se encontraran “encerrados” en una habitación. Fue difícil adentrarse en la música ante tanta interferencia, jamás se hizo el respetuoso silencio con el que cualquier banda debería contar. Se entiende, por supuesto, que se trataba de algo informal, casi de entre casa. Quedamos entonces a la espera de una nueva fecha para poder disfrutar de Corte Taza de la forma en que se merecen tanto la banda como el público.

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